miércoles, 12 de octubre de 2011

¿Legalizar la prostitución en Cuba?


Yaíma Beltrán, 32 años, quiere aportar lo suyo al erario público. “Llevo 13 años ejerciendo la prostitución. He ido a la cárcel dos veces por jinetear. Y siempre vuelvo. No es fácil estar con el corazón en un puño ante la posibilidad de que te pille la policía. Propongo al presidente Raúl Castro que legalice la prostitución".

Da una bocanada a su cigarrillo y continúa con su propuesta: "Sé que su hija Mariela intenta crear un clima de tolerancia hacia los gays. Deberían examinar una apertura similar con nosotras, las prostitutas".

No lo dice por gusto. En las inmediaciones de la Autopista Nacional pululan muchachas que el día anterior se apearon de un tren de pasajeros tras un largo y agotador viaje de 18 horas desde alguna provincia oriental.

Por la noche hacen su faena. Sacan la mano a los vehículos que transitan a 100 kilómetros por hora. Y si un conductor se detiene, deslumbrado por la buena figura de una mulata escultural, sin intercambiar saludos hacen su oferta.

Regina, 19 años, cobra cinco dólares por un palo (polvo) rápido en el asiento trasero de un camión de carga o en un platanal colindante. Nunca ha ido al tanque (prisión) y sólo de pensarlo entra en pánico.

“Ya es hora de que haya un cambio de política con las jineteras. Sería bueno para el gobierno y los clientes. Tendríamos un carnet de salud, dando fe de que no portamos ninguna enfermedad de trasmisión sexual. Y pagaríamos impuestos”, acota Regina.

Tres chicas, habituales a discotecas de moda, coinciden con Regina y Yaíma. “A nosotras nos parece justo pagar un tributo por putear. Claro, que no sea abusivo. No creo que ningún país del mundo pueda abolir la prostitución. Con la gran cantidad de jineteras que hay en Cuba, el Estado está dejando de ganar dinero”, dice una de ellas.

Quizás algun día el gobierno reconozca las causas reales del fenómeno de la prostitución después del triunfo de la revolución en 1959. A ratos, las jineteras han sido más efectivas para la economía local que los discursos políticos. No pocos hombres de negocios han firmado contratos seducidos por la fogosidad de una voluptuosa criolla.

Casi todas las jóvenes que se prostituyen lo hacen en busca de una visa o un matrimonio con un extranjero. Cuando lo logran, suelen regresar convertidas en respetables señoras.

El régimen cubano no acepta el ejercicio de la prostitución. Pero buena parte de los 2 millones de visitantes que anualmente ingresan a la isla, vienen deseosos de llevar a cabo sus fantasías sexuales con voraces y apetitosas cubanas, baratas y alegres.

Se quiera o no, las jineteras son parte de la publicidad turística. Al igual que la música, los puros y el ron. De cualquier manera, es poco probable que el presidente Raúl Castro legalice la prostitución. Va contra sus doctrinas. Aunque ellas estén dispuestas a pagar impuestos.

Iván García

1 comentario:

  1. Estoy completamente de acuerdo. Pagar impuestos sería un mal menor, el precio necesario para gozar de los mismos derechos que cualquier otro ciudadano y no sufrir la persecución policial que en estos momentos padecen y las resulta mucho más perjudicial (tanto por la pérdida de tiempo de trabajo como en términos puramente económicos, ya que es de sobra conocido que a veces se ven obligadas a pagar ciertas tasas a la policía). Pero el régimen no está dispuesto a aceptar este espacio de libertad y de emprendimiento personal porque contradice su ideología.

    En Cuba, "paraíso socialista", no puede haber prostitución. Pero oiga, mire la calle, si está llena de puterío. Que no, para los comunistas si la realidad contradice su ideología ¡que se joda la realidad! En Cuba no hay prostitución y punto. Y tampoco corrupción. Ni presos políticos. Ni persecucción a periodistas. Y los disidentes son gusanos a sueldo de EEUU. Y la educación y salud públicas son la envidia del mundo...

    Castro es el reflejo del régimen que creó, CADUCO Y PODRIDO hasta la médula. Sólo puede sobrevivir a costa de engañarse a sí mismo, con unas mentiras tan delirantes que ni el comunista más convencido puede creerse. Pero que todos asumen debido al miedo.

    La legalización de la prostitución en Cuba sólo podrá darse con un régimen democrático, con un Estado de derecho que respete a la ciudadanía y sus opciones personales de vida. Es decir, con el fin del castrismo. Los derechos de las prostitutas van de la mano de la caída del comunismo.

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