lunes, 14 de noviembre de 2011

RIBIAN o el secreto de Raúl Castro


El Presidente de los consejos de Estado y de Ministros de la República de Cuba, General de Ejercito Raúl Castro Ruz, se regocija construyendo y estructurando todo un calvario diferente para cada una de sus víctimas. Luego, como regla establecida, la obsesión del General por mantener el sufrimiento prolongado de sus víctimas se convierte en el frenesí de su primogénito Alejandro. El tiempo hoy está a su favor.

A la familia Castro Espín le encanta la naturaleza, y sus desafíos. La suspicacia los define y carecen de creatividad. Si tomamos la primera letra del nombre Raúl, la segunda de Vilma, la tercera de Deborah, la cuarta de Mariela, la quinta de Nilsa y la sexta de Alejandro; formamos la palabra RIBIAN. Nada sugerente, al menos a simple vista.

Mascotas, proyectos, claves, contraseñas…, todo lo de esa familia es bautizado con el mismo nombre, una forma de acrónimo. Así se llamó un gato de angora que quizás para demostrar que su especie animal no tiene más que una vida, en un ligero descuido cayó del séptimo piso del edificio ubicado en calle La Torre entre 35 y San Antonio, Nuevo Vedado, antiguo búnker familiar.

También cargó el original nombre un pichón de cocodrilo que le arrancaron los dientes para restarle agresividad y convirtieron en una suerte de ave de corral. RIBIAN fue un mono araña llevado a Cuba desde el Amazonía peruano, que mantenía como parte de un gran show, relaciones sexuales con un perro labrador. Igual se nombraron un par de delfines del tipo Delphinus Delphi que en la bahía de Naranjo, provincia de Holguín, son usados como atracción, y guardianes de la zona.

Según rumores fidedignos, RIBIAN era el nombre designado a un viejo proyecto militar clasificado sobre el comercio de cadáveres para bancos de tejidos. Y hace más de cinco años, cuando el galán de folletín Luis Alberto Rodríguez López-Callejas (esposo de Deborah Castro), optimista insatisfecho con tendencia a la poligamia y a la codicia sin filantropía, fue sorprendido intentando pescar sin carnada, pasó sin premeditar, de sospechoso a culpable en un expediente que guarda celosamente el Ministro del Interior; el caso se llamó RIBIAN.

Para controlar el caos la mayoría de los policías utilizan el poder de sus placas, otros optan por intimidar, persuadir o regatear en un bazar el costo de la vida humana; pero Raúl en este caso prefiere fingir la aparente conformidad de un cliente que se siente traicionado por una prostituta astuta. Quizás por eso, sobre Luis Alberto pende la firme amenaza de un castigo que caerá cual guillotina si deja de amar a su esposa, abandona su fidelidad, o continúa malversando los fondos bajo su custodia.

La propuesta más sencilla es siempre la más razonable, ahora es cuestión de los hackers averiguar si RIBIAN es también una clave que da acceso a los sistemas de seguridad en una isla donde no hay mucha diferencia entre Insular, Nacional, y Familiar.

Juan Juan Almeida

Martí Noticias, 10 de octubre de 2011
Foto: AFP. Raúl Castro contempla una obra de la antigua cultura egipcia. Sentado, a su izquierda, el famoso arqueólogo Zahi Hawass, quien le sirviera de guía durante su visita a las Pirámides de Giza, en julio de 2009.

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