domingo, 12 de agosto de 2012

Los "mayimbes" y la "titimanía"


Muchos antiguos coroneles, ministros, generales y altos funcionarios de la dictadura cubana, perdieron sus familias y sus antiguos hogares porque se dejaron llevar por el vendaval de una pasión de la tercera edad, y hoy no tienen ni una verdadera casa.

Gran cantidad de estos octogenarios deambula de aquí para allá como verdaderos parias, solos y nostálgicos. Visitan a sus hijos; algunos van a veces a la casa de la primera esposa, con la cual ya no pueden vivir, pero al anochecer regresan a su “hogar”, al cual los ha enviado, al final de sus vidas, el mismo gobierno al que fueron incondicionalmente fieles.

En 13 y 62, municipio Playa, La Habana, está una de estas discretas residencias para ancianos privilegiados. En ella viven ex ministros, coroneles y generales retirados, que en su mayoría llegaron allí por razones muy parecidas: quedaron sin hogar al final de sus vidas al ser echados a la calle por jóvenes amantes que parecían sus nietas, y que legalmente eran las propietarias de las casas que ellos les consiguieron con sus influencias.

No obstante, hasta en la desgracia, estos antiguos “mayimbes”, viven mucho mejor que la mayoría de los ancianos cubanos. En esta residencia tienen atención médica, buena alimentación, higiene, enfermeras y empleadas eficientes, televisor, radio y hasta lector de dvd para ver esas buenas películas que hace el malvado enemigo yanqui. En la Casa de 13 y 62, la comida es de primera, a pesar de la crisis alimentaria que vive el país, y las sábanas siempre están limpias, pese a que el detergente solo se consigue con las divisas que el pueblo no gana.

A estas casas, diseminadas por todas las provincias del país, las llaman Casas del Combatiente del Moncada, aunque en ellas no viven los verdaderos combatientes del asalto al cuartel Moncada, sino importantes funcionarios del gobierno que dejaron de serlo por la edad, o porque en algún momento comenzó a fallarles la mente en una reunión o mientras pronunciaban una arenga.

Una persona que visita la casa de 13 y 62, que me pide anonimato, cuenta que todos, o casi todos, los viejitos comunistas que allí viven se vieron obligados a abandonar sus residencias de Nuevo Vedado, Miramar o Siboney cuando alguna joven amante que los engatusó para que la convirtieran en esposa o compañera oficial, les comunicó que estaba harta de acostarse con un viejito celoso, cascarrabias, fracasado, e impotente.

Entonces el coronel, el general o el ex ministro tuvo que recoger sus bártulos e informarles a sus compañeros del Partido que se había quedado, deshonrosamente, “en la calle y sin llavín”.

De esta forma, a medida que envejecía la revolución y crecía el número de gloriosos viejitos comunistas tronados por sus jóvenes amantes, al jefe máximo de Cuba se le ocurrió almacenarlos en estos 'asilos para ancianos funcionarios sin hogar'.

Debido a la razón por la cual llegaron a estas Casas del Combatiente del Moncada la mayoría de sus inquilinos, los cubanos -que, a pesar de todas las desgracias, no pierden el sentido del humor- las llaman de otro modo menos patriótico. Son conocidas popularmente como las ¨casas de la titímanía”. El nombre viene de La Titimanía, un éxito de la popular orquesta Van Van en los años 80, cuya letra habla sobre los viejos verdes que pierden la cabeza obsesionados por las “titis”, como en el lenguaje popular le dicen a las jovencitas.

Los jubilados coroneles 'titimaníacos' tienen en estas casas todo el tiempo del mundo para añorar su glorioso pasado y soñar. Es muy probable que no sueñen ya con la construcción del socialismo, sino con ligarse a alguna joven enfermera o empleada, de esas que los cuidan y les cambian los pañales orinados.

Lamentablemente -para ellos- ahora les debe resultar bastante más difícil “enamorar” jovencitas porque, aparte de los cuentos de sus pasadas glorias revolucionarias, que a nadie le interesa escuchar, no tienen mucho que ofrecer estos ancianos titimaníacos, cargados de medallas y condecoraciones, pero sin casa propia.

Tania Díaz Castro

Publicado el 6 de julio de 2012 en Cubanet con el título de "El Coronel no tiene quien le escriba, y tampoco tiene casa".

1 comentario:

  1. Encontré una pagina en internet de un cubano no politico al que le han robado y confiscado todo descaradamente y le está pidiendo ayuda al mismo Raul Castro. Y no es disidente, ni preso politico ni nada; ya no respetan nada lean Uds mismos www.denuncia-indulgente.com

    Escrito el 25.06.2012


    Compañero General Raul Castro Ruz presidente de Cuba

    Sabiendo que Ud. No aceptara (y ningún presidente) que un par de inescrupulosos utilicen al estado cubano, sus leyes e instituciones para esconder y justificar sus fechorías, sin importarles los resultados de implicar al Gobierno Revolucionario Cubano en sus sucios e irresponsables desmanes contra su pueblo.

    (todo esta debidamente denunciado hace aproximadamente 6 años)

    Despues de 6 años viendo impotentemente como me han robado, calumniado, desauciado, desalojado y mas, me dirijo a Ud. Como Presidente de Nuestra Nación para ponerle fin a esta cadena de calumnias y pillaje contra mi persona; por el solo interes de adueñarse de lo que es mío desde antes del 1959. Solo UD. Puede ayudarme; a mí como insignificante ciudadano cubano que soy, a desenmascarar a estos oportunistas e inescrupulosos.

    Me veo en la obligación como ciudadano de Cuba de informarle los hechos que estos ciudanos han cometido conmigo. Provocándome la perdida de mis familiares, amigos, vecinos, conocidos, mis compañeros de trabajo, de estudios e incluso estando yo vivo han alentado el vandalismo de mis propiedades (2 casas), bienes e inmuebles, herencia y han destruido “intencionalmente” mi moral ciudadana.

    “Alguien” comunicó en mi trabajo que yo estaba muerto (Jorge L. Colomé, Willy de Cordobas y otros me lo dijeron) provocando así el vandalismo de mis propiedades; ya que estando yo vivo (sin intervención de la justicia) se han repartido todo lo mio y que incluso cuatro personas se cambiaron sus apellidos por el mío para participar del reparto de mis bienes.

    A mis familiares, vecinos, amigos, conocidos, etc. les dijeron que yo había "abandonado el país", que yo no era mas ciudadano cubano y que había perdido todos los derechos en Cuba.

    Aquí en el extranjero es un enigma, lo que habrán dicho; ya que personas que hablaban conmigo largas horas diariamente por Skype o telefónicamente, colegas músicos y artistas y todo los que tienen algo que ver con Cuba, me esquivan como alguién muy malo! Algunas “personas” me dijeron que si yo reclamaba me quitaban la ciudadanía cubana y lo perdería todo...Llevo 6 años viendo en silencio como me roban y denigran sin respetar ningunas de las leyes del estado cubano y como unos con otros se esconden y apoyan en su bajeza.

    Como ya no puedo esperar mas utilizo este medio para intentar hacerle llegar a Ud. Lo que le han escondido durante 6 años a la nación y lo hago públicamente para que los "involucrados" no tengan posibilidad de convertir esto en un caso político.


    Bien claro:

    Con esta carta estoy pidiendo su ayuda para denunciar “delincuentes y cómplices" que utilizan impunemente sin que Ud. se entere el nombre y recursos del estado cubano como escudo protector para sus fechorías. Estas personas saben que “sin su interés personal como presidente” es imposible que un insignificante ciudadano (yo o cualquier otro) pueda desarticular su alevosa organización y enjuiciarlos por estos actos.

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