miércoles, 24 de febrero de 2016

La prensa y la última asamblea



El pasado 29 de diciembre concluyó la última reunión de la Asamblea Nacional del Poder Popular de Cuba en el año 2015. He leído y releído lo publicado en los medios de prensa y comunicación nacionales. Me he quedado como la mayoría de los cubanos, con ganas de saber datos, análisis y de conocer sobre las discusiones, que supongo haya habido.

No recuerdo el número de páginas del informe de la ministra de Finanzas y Precios publicados en la prensa, pero sí tengo la amarga certeza de no haber encontrado en dicho informe a cuánto asciende el presupuesto del país para el actual ejercicio que comienza.

Quedé con las ganas legítimas de saber de cuánto dinero disponemos y la cantidad por sectores en los que será distribuido. Me sentí como si los que habitamos en mi casa desconociéramos el presupuesto familiar, dónde debemos mantener gastos, dónde aumentarlo y en qué apretarnos el cinturón. Este desconocimiento aparta, nos distancia en vez de integrarnos haciéndonos, como mínimo, conocedores de la realidad financiera del país del que somos ciudadanos.

La información es el primer paso, imprescindible para la participación, su ausencia establece distancia entre gobernantes y gobernados, instituciones y ciudadanía. Distancia, palabra clave, porque si meditamos un poco sobre la estrategia de quienes desean desvirtuar el proceso cubano, esta, la distancia, es el primer peldaño para posteriormente ascender en sentido negativo hacia otros como la separación y, posteriormente, el divorcio. Los tres escalones que prácticamente sigue cualquier ruptura de pareja. Y toda sociedad opera en base a un contrato, así que como soy uno de los que apoya el contrato de actualización del proyecto cubano la preocupación, como decir lo que pienso, es inevitable.

A la vez me pregunto si las ausencias en los informes publicados han sido apreciadas en el impacto que pueden tener -y de hecho repercuten negativamente- en el conjunto de la población. Sin lugar a dudas es un éxito haber logrado un PIB del 4 %, pero urge explicar qué significa y cómo se calcula éste. ¿Por qué esta cifra no se derrama de modo visible, palpable, digerible? Pregunta que mis compatriotas se hacen en diversos tonos y expresiones. Basta subirse a un almendrón (taxi), hacer cola en las paradas de las guaguas o en cualquier lugar público y escuchar.

¿Por qué nuestros medios no abordan tópicos económicos con profundidad analítica de una forma accesible al conjunto de la población? ¿O no ponen sobre el tapete las varias maneras de realizar el proyecto de actualización que el socialismo permite? Explicar con claridad la coyuntura en que nos encontramos en vez de dejar a que cada quien respire lo que flota en lo publicado. O a que vengan otros a trajinarnos montándose en la cadena distancia-separación-divorcio.

Retornando al PIB, cabe recordar que el día 27 de marzo de 2012, durante una conferencia de prensa celebrada en el Hotel Nacional, Marino Murillo, actual ministro de Economía, rector del proceso de actualización económica y miembro del Buró Político del Partido Comunista de Cuba, anunció que para el año 2015, el 45 % del PIB procedería del sector no estatal.

¿Ha sido así? Revisando lo publicado por los medios impresos (también los digitales), el dato brilla por su ausencia. El caso es que el aporte al PIB debido al esfuerzo no estatal (cooperativas y cuentapropistas) sigue en interrogantes. Aclaro, todo pronóstico no es más que la probabilidad basada en distintas variables por lo que nace siempre y bajo cualquier sistema sometido a circunstancias y factores. No obstante, esta razón no exime de publicar el dato bien sea que hayamos o no alcanzado la cifra pronosticada.

Sí recuerdo haber visto un fragmento de participación de una diputada, en este caso destacada locutora de la TV nacional, interesándose por lo que ocurría con el reiterado tema de los mercados mayoristas, de suma importancia para el sector no estatal. Su no (o deficiente) existencia, anoto yo, está originando “daños colaterales”, pues los cuentapropistas y las cooperativas no agropecuarias, al verse obligados a comprar en el mercado minorista, desabastecen a éste perjudicando el consumo de la población.

La televisada respuesta de Murillo, quien para ser más gráfico utilizó ambas manos como platillos de una balanza, quedó en la disparidad existente en el valor de las monedas para ambos sectores de la economía: la relación de cambio entre el peso y la moneda convertible es de 1 a 1 en el sector estatal, mientras que para el sector no estatal, es de 25 por 1. Y aquí vino el corte del video por lo que me quedé intentando descifrar la respuesta. Espero que al menos haya sido más explícita para la diputada y al conjunto de los legisladores. Pero yo no entendí.

Los medios y comunicadores con acceso a las fuentes directas, deberían esforzarse por darle un seguimiento profesional a los temas económicos y publicarlos de manera asequible a todos los ciudadanos. Las interrogantes están en la calle y ahí está el país y los actores principales para salir adelante.

Carlos Pereyra
Progreso Semanal, 4 de enero de 2015.
Foto: Tomada de Adiós al estanquillo (http://www.escambray.cu/2015/adios-al-estanquillo/).

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