lunes, 29 de agosto de 2016

Médico e investigador del béisbol



El doctor Oscar Fernández Flores, además de ser especialista en nefrología, es un avezado investigador del béisbol cubano. Con 75 años de edad, vive actualmente en el Vedado aunque es natural de Guane, en la provincia de Pinar del Río.

Su pasión por el béisbol viene desde muy pequeño, pues se crió en una familia beisbolera. Su padre, abogado y notario de profesión, era un ferviente seguidor del Club Habana antes de 1940, y su hermano fue jugador de pelota profesional en la década del 50 en México.

Como consecuencia de la desaparición del béisbol profesional en Cuba el 8 de febrero de 1961, y la llegada en 1962 de las Series Nacionales implantadas por la revolución, comenzó una nueva etapa del béisbol en la isla.

En 2014, Oscar estuvo entre los 25 expertos que, bajo la dirección del cineasta Ian Padrón y el auspicio de la Comisión Nacional de Béisbol, dieron su voto para exaltar al Salón de la Fama cubano a diez peloteros: cinco que jugaron antes de 1961 y otros cinco que lo hicieron después de esa fecha.

En esta entrevista, Fernández Flores refiere cómo pudo consumar, con esfuerzos propios, un estudio investigativo sobre el recorrido de todo el béisbol profesional cubano.

¿Considera que su archivo escrito a mano sobre el béisbol del ayer es el único en la Isla?

-Desconozco si existe otro trabajo como éste en la isla. Pero la influencia para introducirme en este campo de la investigación comenzó en el año 2000, a partir de la preocupación de un buen amigo periodista, fallecido ya, que siempre mostraba su temor a que este beisbol del pasado quedara en el olvido. El conocía mi devoción por la pelota y yo guardaba una valiosa colección de información beisbolera de la prensa de aquella época.

-Me había leído libros de autores cubanoamericanos, entre ellos Roberto González Echevarría, Ángel Torres y Jorge Figueredo, que escribieron sobre el béisbol profesional después de la Revolución, pero también de otros autores cubanos como Severo Nieto y Raúl Diez Muro que escribieron antes de la revolución. Fue entonces que, acercándome como polilla de libro a la Biblioteca Nacional pude concluir este trabajo que hoy poseo.

¿Qué otro interés tenía para realizar este trabajo de rescate de la memoria histórica de nuestro deporte nacional?

-El béisbol profesional del pasado no se conoce mayoritariamente en la isla. Más del 60 por ciento de los cubanos de ahora nacieron después del triunfo de la revolución, y hay que decir que las autoridades del movimiento deportivo, desde ese momento, increíblemente han omitido el béisbol profesional, lo que entraña un grave riesgo para la memoria histórica de la nación. De ahí mi interés en realizar esta investigación.

¿Qué otra iniciativa independiente, además de su archivo, puede ayudar a desenterrar del olvido a los peloteros de aquella pelota profesional?

-Recientemente, a iniciativa del ingeniero José A. Pérez y con la ayuda de otros amigos entusiastas, poco a poco hemos podido localizar a algunos familiares de peloteros profesionales del pasado, a fin de entregarles un rico historial que en muchos casos desconocen.

-Hace apenas unos días varios parientes del pelotero profesional Avelino Cañizares me acogieron en su hogar donde pude disertar sobre este magnífico beisbolista. La experiencia fue extraordinaria; hubo lágrimas, asombros, emociones y un despertar del orgullo de aquella familia sobre Avelino.

-No conocían que Avelino fue el primer hombre en pararse con un bate en el home plate del gran Estadio del Cerro, en su inauguración el 26 de octubre 1946. Fue muy especial para mí, y espero seguir brindando a otros este tipo de servicio en aras del rescate de la memoria histórica de Cuba.

Texto y foto: León Padrón Azcuy
Cubanet, 27 de abril de 2016.

jueves, 25 de agosto de 2016

Lucrecia, Paquito D'Rivera y Patato Valdés


El 10 de abril de 1997, el Palau de la Música de Barcelona fue testigo de un concierto históricos, el de tres generaciones de músicos cubanos en la diáspora. Una leyenda, un maestro y una de las herederas de Celia Cruz. Un siglo de música cubana, fluyendo en la voz de Lucrecia, el saxo de Paquito y las congas de Patato. quien nació en La Habana en 1926 y falleció en Cleveland, Estados Unidos, en 2007.

Los músicos de aquella inolvidable noche fueron Lucrecia (voz), Patato Valdés (congas), Paquito D'Rivera (clarinete y saxofón), Jeremías Santiago (contrabajo); Vicent Solsona (guitarra); Ignaci Zamora (bajo sexto); Alex Ventura (percusión); Quino Bejar (percusión); Jon Robles (saxofón y Alfredo 'Mayarí Pérez (piano).

Tania Quintero

lunes, 22 de agosto de 2016

Piensen en Gabo, que él no puede



Para recordar el segundo aniversario de la muerte de Gabriel García Márquez, los colombianos han abierto La Gaboteca.

Es un sitio de internet gratuito donde aparece toda la vida y la obra del escritor. Allí están sus libros y las calles donde vivió en París, México DF y Cartagena y los estudios del universo mágico que el escritor descubrió sin querer mientras contaba lo que veía.

En ese espacio, creado en la Biblioteca Nacional de Colombia por el Ministerio de Cultura de ese país, se encuentran las ediciones de sus obras y una muestra de las reseñas de sus novelas, sus cuentos, su trabajo como periodista, cineasta, poeta embozado y clandestino, así como sus ensayos, entrevistas, diálogos y prólogos.

Nicolás Pernett, comisario de La Gaboteca, ha dicho que se trata de un lugar para soñar y viajar con todo el legado de García Márquez y para conocer mejor a un hombre "que tenía muchos sombreros y es una especie de retrato familiar de Colombia".

La Gaboteca será el Macondo virtual del autor de Cien años de soledad. Allí, han afirmado las autoridades, estará todo lo que tenga ver con su literatura y su trayectoria como intelectual.

Su voz congelada y los juicios de los especialistas, las miles de cuartillas escritas sobre sus libros y las miles que vendrán. Y cerca, en otro sitio, las máquinas de escribir, las medallas y los diplomas, los manuscritos y las fotos.

Con La Gaboteca se inicia un camino en la red que pretende ordenar y presentar hasta los detalles de la bibliografía del hombre que inventó el realismo mágico para que el mundo conociera una América que latía en una zona oculta de realidad. Ese territorio sólo permitió que lo viera y o desnudara la palabra de aquel muchacho de Aracataca que estaba condenado a ser telegrafista, como su padre.

Cualquier cosa que pase o se diga sobre García Márquez quedará registrado allí, a un golpe de ordenador de los que lo admiran y lo quieren.

Todo queda dispuesto para la gloria del escritor, al servicio de su herencia como intelectual. Pero para Gabriel, el hombre común que tenía sed y hambre y podía perder la esperanza, no hay nada como no sea el silencio más grande del mundo.

Ninguna redacción bulliciosa y regada. Ningún bar bogotano. Ni una flor amarilla, un vaso de vino, un poco de música, un buen bolero o un amigo para hablar de La metamorfosis. A no ser que sea verdad lo del otro mundo y ya haya visto entre los cirros al colombiano Álvaro Mutis o al cubano Eliseo Alberto.

A mí, la noticia me ha hecho volver a leer a un amigo, poeta caribeño sin renombre ni resonancias universales, que escribió unos versos en los dice que lo más siniestro de la muerte no es que la gente querida se olvide de ti o te recuerde mucho, lo peor es olvidarse uno de todo el amor y de las cosas bellas de la vida.

Aquí están unos versos de ese soneto de despedida: Vendrá la muerte ciega para el llanto/ me llevará, y el mundo en que he vivido/ se olvidará de mí, pero no tanto, como yo mismo que seré el olvido. / No me duele morir y que me olviden, sino morir y no tener memoria.

Raúl Rivero
El Mundo, 26 de abril de 2016.
Dibujo del Gabo tomado de El Universal de Colombia.


jueves, 18 de agosto de 2016

Todos los santos son buenos... mientras respalden al régimen



Diversas denominaciones religiosas cubanas han pasado de apestados a compasivos ‘opositores leales’.

Las reglas de juego son sencillas. Puedes montar una iglesia o predicar un fin de semana mientras no alebrestes a los devotos con capciosas opiniones políticas que pongan en entredicho a los intocables de la autocracia verde olivo. Si cumples a pie juntillas esa pauta, entonces puedes llegarte al Palacio de la Revolución y pedir una cita con Caridad Diego Bello, jefa de asuntos religiosos del Partido Comunista.

Después, los servicios especiales investigan a fondo las singularidades de la nueva orden. Una vez recibido el visto bueno, los líderes religiosos pueden convocar a sus fieles y abrir un templo, siempre y cuando se limiten a invocar a Dios y no mencionen que los Castro son culpables de la economía de guerra y una emigración en desbandada, entre otros males.

Con gran sinceridad, un evangélico habanero me contaba sobre las relaciones del Estado con la Iglesia: “Si tienen dudas de la fe que predicas estás frito. Estuve cuatro años esperando para que me aprobaran abrir un local en un edificio ruinoso. Los tipos de la Seguridad suelen asistir a las misas y comprobar de qué va la cosa. Si ven que todo está en orden, te dan el ok. Si no te sales del carril, las relaciones fluyen. Nosotros tenemos una cafetería que oferta comida rápida, una barbería y una quincalla donde vendemos amuletos religiosos. Mientras ellos consideren que el rebaño está entretenido, todo se puede negociar”.

Una ama de casa, practicante del espiritismo, aseguraba que el control del gobierno sobre las diversas creencias es casi absoluto y que nada escapa a la espontaneidad. "Me enrolé en un curso espiritista impartido por profesores brasileños. Las clases despertaron dudas en las autoridades. A los maestros no les dejaban entrar libros y otros materiales. Luego que se aclaró que no tenía carácter político, se autorizó el curso. Pero el Estado, de tan abarcador que es, se torna opresivo. Quienes quieran predicar, sea la creencia que sea, deben acatar las reglas y participar en reuniones con Caridad Diego en el Comité Central”.

Evangélicos, católicos o santeros deben plegarse al ucase estatal. La Iglesia católica cubana es un botón de muestra del giro estratégico del régimen en temas religiosos.

En 1960, un furioso Fidel Castro disgustado con la narrativa del clero nacional por las confiscaciones de la propiedad privada y el rumbo marxista de los barbudos, obligó a cientos de monjas y sacerdotes a abandonar el país. Durante 30 años, la Iglesia católica fue territorio hostil para el Estado. A los jóvenes que abiertamente profesaban cualquier creencia se les impedía acceder a carreras universitarias.

Hasta la fecha, Fidel Castro no ha ofrecido una disculpa pública por el acoso brutal a la religión en Cuba. El cambio de estrategia poco tiene que ver con remordimientos o una apertura a la libertad de credo.

Lo hizo por pura conveniencia política. El Muro de Berlín se vino abajo y el imperialismo soviético se tambaleó y el petróleo y los rublos dejaron de llegar a la Isla. El único apoyo sostenible era América Latina. El continente con mayor número de católicos en el mundo. Entonces se produjo el enroque, con el apoyo de sacerdotes latinoamericanos seguidores de la Teología de la Liberación, una doctrina que nació en el continente tras el Concilio Vaticano II y la Conferencia de Medellín en 1968.

A los actuales líderes religiosos cubanos, el Estado no les pide que sean seguidores del régimen y su ideología. La táctica es que se limiten a predicar su fe. Aunque hay algunos que parecen comisarios políticos.

El reverendo bautista Raúl Suárez, director del Centro Memorial Dr. Martin Luther King Jr., es uno de ellos. En una entrevista al sitio oficial La Jiribilla, después de participar en infames actos de repudio contra disidentes en la Cumbre de las Américas en Panamá, en abril de 2015, declaró: "Yo sentía esa presencia de Dios en Panamá, cuando me opuse en justa lucha contra quienes querían convertir la casa de oraciones en una cueva de ladrones, contra quienes quieren sesgar el derecho de los cubanos de elegir su propio sistema".

Mientras estén en esa cuerda, en Cuba todos los santos son buenos.

Iván García

Foto: Antonio Guerrero, uno de los cinco espías cubanos que cumplieron prisión en Estados Unidos, agradece el apoyo que siempre tuvieron en el Consejo de Iglesias de Cuba, que preside Joel Ortega Dopico, un incondicional del régimen.

lunes, 15 de agosto de 2016

Los abakuá: mitos y realidades



Las creencias, costumbres y ritmos llegados a Cuba a través de los esclavos, devienen hoy símbolo de la cultura nacional y continúan en las venas del cubano, fieles a sus raíces ancestrales. Las manifestaciones de la religión afrocubana, al mezclarse en cada barrio, crean un mundo místico capaz de atrapar hasta al más ateo.

Fundadas desde 1836, las sociedades masculinas abakuá suscitan la fascinación y el temor de muchos habitantes de la Isla. Mitos y prejuicios se aglomeran alrededor de la conducta social de sus practicantes, quienes se guían por un código moral que afirma: “Para ser hombre no hay que ser abakuá, pero para ser abakuá hay que ser hombre”, en ocasiones mal interpretada.

La Sociedad Secreta Abakuá, única de su tipo en el continente americano, se conforma desde un inicio por negros esclavos provenientes de Calabar, actualmente Nigeria. Con el paso del tiempo, se convirtió en un fenómeno religioso circunscrito a las ciudades portuarias de La Habana, con su primer juego denominado Efí Kebúton; Matanzas, con la primera cofradía Efí Uriabón Mansongo, y Cárdenas, con el nacimiento de Ita Muñón.

El periodista Ramón Torres Zayas, uno de los investigadores que ha indagado sobre el tema, en su libro "Relación barrio-juego abakuá en la ciudad de La Habana", editado por la Fundación Fernando Ortiz en 2010, afirma que la primera sociedad abakuá de blancos quedó establecida hacia 1863 por Andrés Petit, un mestizo que en su secta admitió a numerosos españoles y descendientes de blancos de la clase obrera, así como a aristócratas, altos oficiales militares y emigrantes asiáticos.

Según el presidente de la Asociación Secreta Abakuá en Matanzas, Carlos A. Alfonso Ramos, Iyamba de Mifotanko Efó, cada grupo forma una potencia, juego, tierra o logia, compuesta por numerosos iniciados o ekobios (hermano de religión), vinculados por juramento de iniciación y un tramado de jerarquías de funcionarios o plazas.

El también matancero Domingo Zulueta Owens, Ecueñón de Efí Araokón comentó al periódico Girón que Abakwa proviene de abak (primero) y wa (residir) de estirpe carabalí: los habitantes originales o los primeros residentes, mientras que el término ñáñigo, desde la segunda mitad del siglo XIX es utilizado por los colonizadores para calificarlos despectivamente.

“Los ñáñigos fueron acusados de criminales, en algunas ocasiones con certeza, hechos que envueltos en una atmósfera sensacionalista sirvieron a algunos para lucrar con el temor. Todo ello debido a la ignorancia con respecto a la naturaleza de sus creencias y ritos, así como intereses clasistas", agrega Zulueta Owens.

La secta abakuá surge para establecer un orden donde no existía. Su membresía procuró organizar a amplios sectores populares, a los cuales los principios morales de las clases dominantes les eran ajenos durante la colonia y la etapa republicana.

A decir de Alfonso Ramos, los iniciados juran guardar y no revelar el secreto, defender el Ekue hasta la muerte, respetar u obedecer a las plazas de la potencia, ser buen hijo, buen padre, no ofender a la madre de un hermano, ser buen ekobio, asistir y socorrer a los hermanos enfermos o a los familiares de los muertos, respetar a la mujer de los ekobios, ser hombre a todo, valiente, no afeminado y no dejarse pegar por nadie.

El enorme impacto popular que significó el acatamiento de las normas abakuá, además de contribuir a una organización de las capas más desposeídas, arraigó valores insustituibles dentro del concepto de cubanidad.

A partir de ahí se derivan una serie de acontecimientos protagonizados por miembros de la secta, como la protección al General Antonio Maceo durante su presencia clandestina en La Habana, el intento de rescatar a los estudiantes de medicina en 1871 y el apoyo financiero a José Martí en Tampa y Cayo Hueso.

Dirigentes sindicales como Aracelio Iglesias sintetizan la sostenida presencia abakuá en el movimiento obrero cubano. Dentro del panorama cultural, personalidades como Chano Pozo, Santos Ramírez, Miguel Faílde e Ignacio Piñeiro han influido en manifestaciones como la rumba, la conga, el danzón y el son. Cabe señalar también la estimada figura del abakuá Jesús Orta Ruiz, el Indio Naborí.

A pesar de los aportes culturales y humanos de los practicantes de dichas creencias, hasta nuestros días los abakuá han ocupado un espacio marginal dentro de la sociedad cubana, debido a la propaganda negativa, asociada al miedo ante la rebeldía del esclavo en la época colonial.

Entre los jóvenes ser abakuá está “de moda”. Muchos creen que para ingresar en la asociación se deben tener actitudes duras en la calle. Ser conocido como abakuá constituye para ellos un certificado de hombría. Y a menudo se escuchan frases como “yo soy abakuá, y si alguien me ofende o me hiere tendré que matarlo para limpiar mi honor”.

Adel Nonfal Labrada, Obonecue de Nitongó Efó, manifiesta que en la actualidad, con la creación de nuevas tierras, se ha perdido la selectividad en cuanto a la elección de sus miembros, influyendo en mayor medida el poder económico en lugar de los valores éticos presentes en la planilla de inscripción.

A ello se une la falta de divulgación por parte de la prensa sobre diversas expresiones de las creencias afrocubanas, y específicamente la abakuá, lo que conlleva al desconocimiento e impide distinguir una manifestación cultural afroancestral de otra. Y permite fortalecer esa falsa concepción popular asociada con la criminalidad, al diabolizar sus prácticas y calificarlos de antisociales, violentos y machistas.

“La sociedad abakuá es un tipo de santería compuesta solo por hombres donde todos son paleros, hay que ser malo y guapo para pertenecer a ella”, opiniones similares se escuchan en las calles de Matanzas. Queda corroborada la confusión de términos al referirse a los personajes que engloban la sincrética asociación: santeros, paleros y babalaos, que no constituyen sinónimos de abakuá, aunque no significa que se excluyan de la hermandad.

Los miembros de la organización suelen ser identificados como personas con bajo nivel y tener una mala imagen pública. Muchos en la población reconoce a sus principales figuras al presenciar algunas de sus ceremonias dotadas de gran calidad folklórica, destacándose los íremes o diablitos, personajes representativos de su liturgia.

“Ellos gesticulan y danzan al compás de tambores, cencerros y sonatas invocando a los espíritus de los antepasados para dar testimonio de la corrección de las ceremonias”, expresa Jonathan Cortadella del Sol, Enkríkamo de Efí Abaracó. Y añade: "En los ritos se utilizan trazos con yeso amarillo o blanco, que constituyen un sistema ideográfico de señales, cada una con funciones determinadas para representar jerarquías que integran la estructura de los abakúa y las diferentes potencias”.

Con sus ceremonias, los abakuá mantienen viva parte de la riqueza cultural de Matanzas.

Daymara Rodríguez Sotolongo y Anet Martínez Suárez,
Estudiantes de Periodismo
Girón, Matanzas, 20 de abril de 2016.

Ilustración tomada del artículo. Según Lydia Cabrera, "en ninguna parte como en Matanzas fueron nuestras pesquisas más fáciles, los dioses africanos que buscábamos más accesibles, ni a plena luz y a toda hora se hallaban más cerca de los hombres".

jueves, 11 de agosto de 2016

"En Cuba ya no se corre tan rápido"



Resulta asombroso que 88 años después de que Pepe Barrientos, el relámpago del Caribe, hermanara el récord mundial de 10,2 segundos en la carrera de los 100 metros planos, Cuba no tenga un solo velocista capaz de lograr algo parecido.

Aquella hazaña, no fue obra de la casualidad: entre la década de 1920 y 1950, la llama de la denominada "prueba reina del campo y pista" se mantuvo ardiendo bajo las grandes actuaciones de figuras como José A. Torriente, Jacinto Ortiz, Rafael Fortún y Raúl Mazorra, a los que siguieron los célebres Enrique Figuerola, Hermes Ramírez, Pablo Montes, José Triana, Silvio Leonard, Osvaldo Lara, Leandro Peñalver y Andrés Simón, entre otros.

En los años 60 y 70, los velocistas de la Isla lograron resultados de primer nivel. Hubo cubanos en las finales de los Juegos Olímpicos de Roma (1960), Tokio (1964) y Ciudad de México (1968). Posteriormente, según datos oficiales, en las Olimpíadas celebradas de 1980 a 1988, se lograron diez de las mejores marcas del mundo y 35 registros entre los cien primeros.

Sin embargo, de ahí en adelante el declive de los corredores cubanos no ha cesado hasta hoy. Es preocupante que esta prueba del atletismo -que junto a la carrera de los 110 m con vallas siempre ha gozado de una gran tradición en Cuba- desde 1986 esté sumida en una crisis que parece no tener fin.

Para conocer las posibles razones de este descalabro en esta rama del atletismo, conversé con Osvaldo Lara Cañizares, uno de los mejores velocistas que dio Cuba en la década de 1980. Nacido en La Habana el 13 de julio de 1955, en su época fue considerado el poseedor de la mejor arrancada en la prueba de los 100 metros planos, aunque también corría los 200 metros.

Lara comenzó a competir en 1977 manteniéndose en la élite de esta disciplina hasta que en 1986 dijo adiós al deporte activo. Durante su carrera, representó a Cuba en Juegos Centroamericanos, Panamericanos, Olímpicos y otros circuitos, obteniendo notables resultados. Su mejor marca, de 10,11 en los Juegos Centroamericanos de Medellín en 1978, aparece entre las siete mejores de todos los tiempos en el país.

Después de su retiro del atletismo activo, comenzó a trabajar como entrenador en varios combinados deportivos de la capital, incluyendo la Escuela Superior de Perfeccionamiento Atlético (ESPA). En 1995 trabajó como instructor en Perú, y en 2002 en Venezuela, trasmitiendo sus experiencias y enseñanzas a un jóvenes atletas de esos países.

Pero al igual que otros deportistas cubanos, Osvaldo Lara se siente abandonado y olvidado por las autoridades deportivas, las mismas que un día le exigieron sacrificios y se aprovecharon de su gloria.

¿Cuáles son los principales problemas que afrontan los velocistas en Cuba?

-Más allá de los problemas de todo tipo que sufren las familias cubanas, la mayoría de las captaciones de aquellos atletas con aptitudes físicas para la velocidad, técnicamente presentan muchas dificultades. Pocos poseen espíritu de sacrificio, a lo que se añade la falta de concentración tan necesaria en estas pruebas.

-Es por eso que a veces percibimos corredores que a los 18 o 19 años paran los relojes en 10,25 segundos, pero al no trabajar en los detalles técnicos, llegan a los 25 años con los mismos cronos.

¿Qué tendría que hacerse entonces para rescatar la velocidad en Cuba?

-Hay que hacer demasiadas cosas. Por una parte los recursos que asigna el INDER son irrisorios. Tenemos que convocar y estimular a los deportistas y a los buenos entrenadores cubanos que ahora mismo brindan servicio en otras latitudes. Además, debemos conectarnos con la tecnología mundial para dar tratamiento a la preparación de la fuerza en el área de las carreras de velocidad, y dar atención a las instalaciones deportivas de atletismo.

-Vaya a ver el estado calamitoso en que se encuentra el Estadio Olímpico, al este de la capital. Y ni qué decir del Pedro Marrero. Esto, sin mencionar los terrenos de la ESPA y otros combinados deportivos, verdaderos potreros. Así no puede existir rendimiento en la velocidad.

¿Qué opina del hecho de no haber podido participar en las Olimpíadas de Los Ángeles en 1984?

-A pesar de ganar el oro en los Juegos de la Amistad de Moscú, en 1984, sentí la frustración más grande de toda mi carrera deportiva. Durante cuatro años me había preparado como nunca antes con mucha disciplina y tesón, y estaba en el pináculo de mi vida deportiva.

-Todos saben que en los juegos Olímpicos de Los Ángeles la gran estrella fue el velocista y saltador estadounidense Carl Lewis quien cumplió su objetivo de ganar cuatro medallas de oro -entre ellas los 100 metros con marca de 9.99 segundos- e igualar la hazaña del mítico Jesse Owens en los Juegos de Berlín 1936.

-Sin embargo, de no haber existido aquel maldito boicot yo hubiera ganado la medalla de plata, ya que mi tiempo en Moscú (10,17 segundos) fue mejor que el de Sam Graddy, de Estados Unidos (10,19 segundos), ganador de la plata, y que el de Ben Johnson (10,22 segundos), ganador del bronce.

Texto y foto: León Padrón Azcuy
Cubanet, 3 de mayo de 2016.

lunes, 8 de agosto de 2016

Un cubano en la cima del cricket



El 5 de abril de 2016, las muchachas del equipo de cricket de West Indies fueron recibidas como heroínas en Bridgetown, Barbados. Y no era para menos.

Por primera vez se habían coronado campeonas mundiales de la modalidad 20-20 de un deporte que, en ese país como en todo el Caribe anglófono, es casi una religión. Pero nada de esto vendría a cuento, no al menos aquí, si uno no supiera que entre las manos detrás de esa victoria hay un cubano.

Si por los años 80 alguien le hubiera pronosticado a Héctor Martínez Charles que a sus 53 andaría viajando medio mundo de la mano de un equipo de cricket, posiblemente le hubiera soltado una carcajada. Para entonces todo lo que había visto de esa disciplina eran unos cuantos estudiantes jamaicanos practicándola en Camagüey.

En el 2000 llegó a Antigua y Barbuda como colaborador deportivo, para trabajar en atletismo, una disciplina con la que ya había cosechado éxitos en Cuba. Tras nueve años de triunfos en ese otro país caribeño, como coordinador de las especialidades de saltos (altura y longitud), Héctor comenzó un camino en el cricket.

Fue a Antigua y Barbuda por el atletismo, ¿cómo termina entonces en el cricket?

-Varios jugadores de cricket de renombre en el Caribe como Curtly Ambrose y Andy Roberts trabajaban conmigo en el Ministerio de Deporte. En ese momento ellos comienzan a desarrollar en Antigua un sistema competitivo a nivel del Caribe, que es lo que se está haciendo hoy en la India, la Liga Premier, donde se juega el 20-20, una de las modalidades del cricket.

-Ellos al ver mis resultados en atletismo solicitan mi servicio para trabajar con el director del equipo que necesitaba un ayudante, un preparador físico y yo en aquel momento, sin conocer nada de cricket digo está bien, estoy de acuerdo. Solo con mis conocimientos de atletismo y béisbol que es lo que había hecho en Cuba.

Del atletismo al cricket es un salto gigantesco. ¿Fue muy difícil el inicio?

-Me costó trabajo, tuve que estudiar, prepararme, revisar, buscar ideas. Horas de sacrificio practicando yo solo habilidades que pudiera mezclar en el desarrollo, tratando de hacerlo lo más específico posible al cricket, porque como yo les digo siempre, ellos son jugadores de un deporte con pelota y si yo trato de incursionar con lo que yo domino de atletismo se aburrirían de mí porque no les va gustar correr, no les va a gustar saltar.

-Pero básicamente en el cricket, independientemente de las habilidades con pelota se necesita un alto nivel de preparación física, mucho más que la preparación física que lleva un jugador de béisbol porque el gasto energético de los muchachos de cricket es extremadamente alto.

Es muy largo el juego ¿no?

-Hay tres modalidades. Una modalidad puede durar hasta tres horas, la otra dura casi ocho horas y la otra modalidad puede durar hasta cinco días de juego, pero esos cinco días no son cinco días constantemente jugando. Se juega, se hacen pausas, se almuerza, se descansa...

-El objetivo es que el equipo ganador le coja 20 y tener más carreras. Todo el mundo tiene la opción de batear dos veces, eso es lo que demora porque quizás el equipo no trate de hacer esa abundancia de carreras, solamente prolongar el tiempo sin que le cojan al equipo diez outs en el primer inning porque mientras más acumulen tiempo bateando, el equipo contrario tiene menos opciones de avanzar. O sea, yo consumo más tiempo y te limito tu tiempo.

¿Cómo logró colocar los conocimientos del atletismo, y me imagino que del béisbol, en función del cricket? ¿Qué tuvo que cambiar? ¿Cómo se adaptó?

-Lo que sí puedo decirle es que la base metodológica que aprendí en Cuba y que había venido aplicando en el atletismo, me ha servido mucho. Siempre basándome en actividades coordinativas, desarrollo de rapidez, potencia, y ya le decía la coordinación.

-Ésos son los aspectos fundamentales en los que me baso. Lógico, luego dirigir un buen calentamiento, motivarlos, algunos ejercicios de tiro. Así mezclando los conocimientos que ya tenía con los que he ido adquiriendo.

-Es bien difícil, partiendo de que hablo una lengua diferente, la idiosincrasia diferente también es diferente. Tenía que ser capaz de insertarme entre ellos, progresar y sobrevivir. Me costó trabajo. Hoy me siento con más confianza, más práctica.

¿Cuándo comenzó en el cricket?

-Comencé en un juego en el 2009, el juego más pagado, que fue en el que le ganamos a Inglaterra. Estuvimos seis semanas de preparación, yo dirigí la preparación física, pero fue un trabajo muy integral donde todos los miembros del staff tuvimos una participación muy positiva: director, asistente del director, asistente de fildeo y el fisioterapeuta, que era cubano también. Entre todos logramos el resultado. Desde 2009 hasta la fecha he estado en el cricket.

Ése fue su debut…

-Exactamente. Fue mi estreno, me probaron, me dieron la posibilidad y después la federación de cricket del Caribe, la West Indies Cricket Board me llamó para entrevistarse conmigo y me dieron la posibilidad de trabajar con el equipo. Comencé a trabajar con el equipo masculino el 22 de junio de 2010.

¿Qué resultados obtuvo con ellos?

-Cuando comencé con el equipo estaba en una etapa de altas y bajas. De las tres modalidades del cricket, el equipo tiene una muy fuerte que es 20-20. El caribeño es muy explosivo, potente, de habilidades rápidas y eso se aplica muy bien a los jugadores nuestros.

-En estos momentos los jugadores del Caribe juegan en casi todas las ligas del mundo, porque tienen una calidad magnífica. En 2012 logramos ganar el 20-20 mundial que se realizó en Sri Lanka, le ganamos a Sri Lanka en su terreno.

-Desde hace aproximadamente tres meses estoy trabajando con el equipo femenino de cricket.

¿Ha encontrado resistencia o asombro, por ser un cubano trabajando como preparador físico en el cricket?

-Me dicen: Cubano, ¡pero si en Cuba no se practica cricket! Eso me ha pasado varias veces, sobre todo con los conocedores del cricket y mi respuesta siempre ha sido: Yo lo que tengo es que tener las habilidades pedagógicas para desarrollar en los jugadores las habilidades a que sean buenos jugadores de cricket. Y en eso me baso. Tenerlos preparados para que resistan las demandas del juego.

Y se ha hecho un conocedor...

-Por supuesto, ya puedo decir que al cricket le tengo más afinidad que al béisbol, que es nuestro deporte nacional, pero por la cantidad de trabajo, por el gasto energético, es más competitivo. Pero el juego de cricket es más motivador. Cuando conoces el cricket lo encuentras mucho más interesante que el béisbol.

¿Cree que el cricket pueda prender en Cuba?

-En estos momentos se están dando pasos por parte del INDER. Yo estaría en la disposición de ayudar, de apoyar, como también compañeros míos de alto nivel en este deporte, tienen la intención de ayudar a Cuba en el desarrollo del cricket. Embajadas como las de India, Reino Unido, Sri Lanka, han estado apoyando para que se practique el cricket en Cuba.

-Pienso que el cubano puede, y puede garantizarlo al seguro porque viendo la manera en que se desarrolla un atleta nuestro, pienso que el cubano puede jugar cricket incluso al más alto nivel.

¿Cuáles son las similitudes y las diferencias entre el cricket y el referente más cercano que tenemos, el béisbol?

-Como similitud es un juego de pelota y bate, el cubano está acostumbrado a fildear. Es a mano limpia, no tiene guante, pero con un poco de práctica el cubano puede realizarlo, porque sabe colocarse debajo de la pelota para recibirla, sabe poner el cuerpo delante para fildearla tanto en el terreno como en el aire.

-Lo más difícil sería el bateo, por la reacción que debe tener el bateador como individuo porque cuando te pica la pelota delante de ti, viene para arriba de ti, un poco que te impresiona, tienes que adaptarte a esa acción.

Ahora suena como un apasionado…

-Sí me gusta, estoy muy apasionado con él y conozco de cerca el calor que se siente en un juego de cricket.

Texto y foto: Leslie Salgado Arzuaga
On Cuba Magazine, 24 de abril de 2016.

jueves, 4 de agosto de 2016

Cuba: rebajas y Síndrome de Estocolmo


Algunos sábados por la tarde, Maritza, 56 años, maestra de primaria, lleva a su nieta al bullicioso Centro Comercial de Carlos III, justo en el corazón de La Habana.

Espera el ómnibus de la ruta P-6 o P-9 en la parada de Diez de Octubre y Acosta. Luego de media hora de viaje, se bajan en Reina y Belascoaín y caminan unas tres cuadras hasta el complejo de tiendas. En su bolso, 30 pesos convertibles, que reunió "vendiendo durofrios por la izquierda e impartiendo repasos de historia".

Desde que era una adolescente, Maritza se aficionó a recorrer tiendas del centro de la ciudad: Ultra, Fin de Siglo, La Época o el Ten Cent de Galiano. Le gustaba probarse ropas y zapatos o simplemente mirar tras las vidrieras cosas que no podía comprarse.

“Ir a las tiendas es hoy un pasatiempo para muchas mujeres. Comprar, bien poco, algo de pollo o medio litro de aceite. Pero al menos yo veo artículos que jamás podría adquirir con mi salario”, dice Maritza.

Un día antes de las rebajas decretadas por el Estado, el 22 de abril, por una vecina la profesora habanera se enteró de la lista de 71 alimentos y golosinas que se devaluarían hasta un 20 por ciento.

“Mi salario de 530 pesos lo dedico a los gastos de la casa, pero con el dinerito que hago en un mes, de 25 a 30 chavitos (cuc), suelo comprar muslos de pollo, salchichas de pollo, picadillo de pavo, hígado de res, aceite vegetal, un poco de aseo y una bolsa de leche en polvo, el único lujo que me doy”. Maritza sacó cuentas. Y vio que se podía ahorrar 3.70 cuc.

"Con ese sobrante, monté a la niña en tres aparatos electrónicos, a 0,25 centavos cada uno, le compré un paquetico de galletas dulces, caramelos y con los 2,40 cuc restantes, comimos pan con hamburguesa y tomamos refresco dispensado. Esas rebajas son insuficientes, pero me sentí bien por haberle podido comprar algo a mi nieta", confiesa.

Las rebajas en alimentos de mucha demanda en la mayoría de la población, no provocó una avalancha de personas haciendo colas o compras desaforadas. En el mercado del Mónaco, barriada al sur de la capital, Lorena, cajera, comenta que las ventas del viernes y sábado se dispararon entre un 10 y 12 por ciento.

“Pensé que las ventas iban a ser mejores. Como siempre, lo más vendido fueron aceite, pollo, salchichas y confituras. También cerveza, aunque ese producto no entra en los descuentos”, subraya.

En Galerías Paseo, a un costado del hotel Meliá Cohíba y a tiro de piedra del malecón, la concurrencia fue mayor el fin de semana. Los mercados de alimentos, las tiendas por departamentos y las cafeterías estaban atiborrados.

Según Josué, directivo del complejo, es “normal que sábados y domingos vengan muchos usuarios. En el Vedado el poder adquisitivo es más alto. Vienen buscando materiales de construcción, ropas de marcas y comidas específicas. Los cuentapropistas adquirieron grandes cantidades de los alimentos rebajados”.

En Miramar, en el Centro Comercial Comodoro, Delia, lunchera de una cafetería, explica que “a estas tiendas, que son carísimas, no suelen venir los que cuentan el dinero por centavos. Este es un sitio para pinchos (altos funcionarios del régimen), artistas, deportistas y jineteras de calibre”.

En los quiscos por divisas desperdigados por toda la ciudad, donde sí se ofertan artículos de alta demanda popular, las ventas subieron hasta un 50 por ciento. “El sábado vendí casi 3,500 cuc. Por lo regular, aquí se vende dos mil y pico. La gente cargaba con paquetes de muslos de pollo, salchichas, hígado de res y botellas de aceite de medio litro y un litro”, señala David, cajero de un quiosco en La Víbora.

Casi todas las personas consultadas aprueban las rebajas, esperan que no exista déficit en su comercialización y próximamente en el listado se incluyan otros productos.

“Sobre todo ropa y electrodomésticos. Un televisor de plasma de cuarta categoría esta gente (el gobierno) lo vende dos veces más caro que en Panamá o Miami. Y la ropa es carísima y de mala calidad”, apunta Reinier, mientras bebe cerveza Bucanero en el Pain de París de la Calzada Diez de Octubre.

Gretell, economista, considera que los cubanos padecen de mala memoria y una reacción psicológica conocida como Síndrome de Estocolmo. “Desde 2004, alimentos, aseo, ropa y electrodomésticos han subido su precio entre un 30 y un 35 porciento. A eso añádele el impuesto del diez por ciento al dólar estadounidense, que es la moneda que recibe la mayoría por concepto de remesas. Ahora, con estas rebajas, nadie se acuerda de eso”.

El poder adquisitivo de un billete de 100 dólares en el año 2000 equivale a 65 dólares en 2016. Quizás menos. En las tiendas minoristas de nada ha servido la caída de precios de alimentos en el mercado mundial.

Para Guillermo, de la firma TRD Caribe, el “gobierno aún tiene un amplio margen de maniobra y pudiera hacer rebajas de mayor calado. Cada producto que se vende en las tiendas tiene gravámenes entre el 240 y el 450%. Estas rebajas son solo un pellizco”.

El gran problema es que se rebajan alimentos en una moneda que la mayoría de los ciudadanos no recibe como salario, pensión por invalidez, asistencia social o jubilación. Los que cobran en moneda dura en puestos estatales ganan entre 10 y 35 cuc al mes por concepto de estimulación salarial. Solo el 0,5% de los trabajadores, sean emprendedores privados o empleados de firmas extranjeras, devengan salarios superiores a 300 dólares mensuales.

Pero cubanos como la maestra Maritza, ya olvidaron las reiteradas subidas de precios del Estado hace unos años. Y regresa a casa con su nieta y una jabita de nylon con galleticas y caramelos. No es que sea completamente feliz, pero es lo que más se le parece.

Iván García
Foto: Joven muestra el folleto con nuevos precios distribuido por la empresa estatal Cimex el 22 de abril de 2016. Tomada de Cubanet.

lunes, 1 de agosto de 2016

Los reciclajes del socialismo



Mientras el Congreso del Partido Comunista de Cuba concluía abrazado a ese fetiche vintage que es la unanimidad, un grupo de viejos revolucionarios sigue arreglando el país en un bar de La Habana. Es un grupo menguante, sacudido por las bajas definitivas que, por razones de edad, les van sobreviniendo (mi padre solía decirles: "estoy en la cola"… hasta que le llegó su turno definitivo el año pasado).

Algunos participaron en la insurrección contra Batista o cargan con tres guerras a la espalda. Casi todos tienen hijos o nietos en Miami. Los que conservan sus casas presentables, salvan su diminuta jubilación alquilando a turistas. Intentando reciclarse en los nuevos tiempos. Sin adaptarse del todo, sin renunciar del todo, criticándolo todo. (O casi todo, "que no es lo mismo, pero es igual"). En sus debates sobre "la cosa", no falta el ron. Tampoco una ambulancia que los auxilie cuando alguno se pasa de la raya.

En Cuba hay un ron que marca la frontera entre lo aceptable y lo peligroso. Se trata del 'planchao', que cuesta un cuc (hasta ahora, un dólar al cambio). Los gourmets de los brebajes blancos acreditan que en ese pequeño tetrabrik se esconde un buen ron (aunque esto no siempre sea confesable). El problema es que los veteranos de este bar están por debajo de la línea del flotación del 'planchao'. Y la combinación de la edad con los alcoholes más bravos -ese cóctel de moneda blanda y licor duro- los colocan a menudo en una situación complicada.

En cualquier caso, su agitación también se debe al énfasis con que discuten sobre las reformas económicas, la astucia de Obama, la ausencia de un programa tangible para el futuro o el hecho de que las nuevas desigualdades los hayan situado a ellos ("a nosotros, que nos jugamos el pellejo por esto") en zona de riesgo o, tal vez peor, de olvido.

Desde su ocaso, estos abuelos rumian una revolución que a sus nietos ya sólo les funciona como un eco del pasado. Ellos siguen esperando de sus correligionarios en el poder alguna señal sobre el modelo político, aunque desde allí sólo les llegan indicios de reformas económicas. Se aferran a aquellos tiempos en los que Cuba se proclamaba como primer territorio libre de América, pero desde la televisión del bar los telediarios no paran de proponerla como el primer reclamo para la inversión extranjera en el Caribe.

En el año 2008, al Chino Novo también le preocupaba el destino de la Revolución. Reynier Leyva Novo, su nombre legal, era entonces un artista emergente interesado en la historia y, sobre todo, en sus representaciones iconográficas. Le atraían las guerras de independencia, las balas que acabaron con la vida de algunos próceres, los olores de la contienda, la cantidad de tinta empleada en los documentos históricos...

En vísperas del cincuenta aniversario de la Revolución, Novo percibía, sin embargo, un país deprimido. Fidel Castro, enfermo, había cedido el mando a su hermano y no había fiesta a la vista. Así que decidió realizar su propia campaña de celebración, con carteles, camisetas, pegatinas. Unas veces, a base de actualizar la vieja iconografía revolucionaria. Otras, inventándose nuevos iconos. Siempre empleando un lenguaje crítico que descubría las zonas oscuras de esos símbolos, atravesándolos para dejar ver –mediante ellos- a un país en el que la Revolución se había convertido en un puñado de consignas.

Como colofón a su campaña particular, Novo editó un libro cuyo título refrendaba una frase de Fidel Castro: Revolución una y mil veces. El detalle es que, cuando lo abrías, la palabra "revolución" aparecía escrita mil y una vez por todas las páginas. La sorpresa, sin más, se había convertido en rutina; la épica se había transformado en letanía…

Rondando el lugar donde el Chino Novo reinventó su campaña, los veteranos se enfrascan en sus batallas etílicas, o el viejo militante dirime los conflictos nacionales en sus sueños, uno acaba topándose con la típica hilera de taxis que esperan por los turistas. Una fila variopinta en la que no falta el almendrón norteamericano, el Geely chino… o un enorme Chaika.

En Cuba, un coche estrambótico no es noticia. Pero lo cierto es que esta limosina soviética rebasa cualquier extravagancia. (No soy el primero en alucinar con ella). En realidad, son diez los Chaikas que hoy se alquilan en La Habana. Esta flota fue, en su momento, un regalo de la alta jerarquía soviética para garantizar el desplazamiento y seguridad de Fidel Castro.

De semejante origen no puede presumir ningún otro taxi. Siempre que lo alquiles, el chofer está dispuesto a explicar el funcionamiento de esta limo del comunismo, que aún mantiene a la vista los espacios habilitados para las plantas de radio, los asientos de los escoltas, los compartimentos para armas auxiliares. En lo que respecta, estrictamente, al negocio, la cosa no cambia demasiado comparado con otros taxis del nuevo régimen. "Cada día debo pagar unos 30 cuc a la empresa", nos dice. Y añade: "27, para ser exactos".

¿Puede haber mejor muestra del reciclaje de los restos del socialismo en los nuevos tiempos? ¿Algún ejemplo más diáfano de un comunismo que, para hacerse rentable bajo los imperativos de la reforma económica, es capaz de echar mano del parque automotriz del Comandante?

Si quedara alguna duda sobre esta simbiosis, el destino al que nos lleva el Chaika la disipa: el cachalote de los taxis cubanos nos deja en la puerta del TaBarish. Un bar 'soviético', recargado de motivos comunistas, donde uno puede pedir caviar, vodka, sopa o encurtidos arropado por viejos ejemplares del periódico Pravda pegados a las paredes. Yuri Gagarin te sonríe desde una foto o la bandera roja -hoz y martillo incluidos- rematando una estética que mezcla la nostalgia soviética, el modelo chino y la nueva realidad cubana.

El TaBarish convierte, o eso trata, el viejo comunismo en business. Y por allí desfilan -también por el Nazdarovie, pues el TaBarish ni siquiera es el único local soviético puesto en marcha por la iniciativa privada-, desde rusos hasta cubanos graduados en la Unión Soviética (que fueron decenas de miles). Entre los innumerables adornos del lugar no faltan las famosas matrioshkas, "costumizadas" para la ocasión con los rostros de Lenin, Stalin, Nikita, Brezhnev o Gorbachov. También el de Putin, que a mí se me convierte en un perturbador recordatorio de que el fin de la Guerra Fría es, siempre, un trato que acaba cerrándose entre los viejos comunistas y los nuevos oligarcas.

Desde el principio de la revolución, el socialismo cubano conquistó a marchas forzadas los viejos emblemas del capitalismo. Empezando por el Hotel Hilton, rebautizado como Habana Libre y donde Fidel Castro fijó su campamento. Más tarde, todo esto se expandió en cascada hasta los viejos coches norteamericanos, que se mantuvieron dando la batalla con un motor soviético incorporado. Por el camino, los cuarteles convertidos en escuelas, los clubes exclusivos transformados en círculos sociales, así como los cabarets, los restaurantes chics, los hoteles…

Ahora, es perceptible un camino contrario: en el corazón de los emblemas del socialismo, laten cada vez más las relaciones mercantiles. Basta con fijarse en los Comités de Defensa de la Revolución, hoy dedicados a la vigilancia y garantía de los alquileres privados. O detenerse en cómo el lenguaje policial -"pasa que el capitán te quiere ver", "tíramelo por la planta", "relájate y coopera"- ha pasado a integrarse en los estribillos de la vida cotidiana.

En esa línea, asombra el uso extendido de una aplicación para el teléfono móvil desde la que cualquiera puede saber nombre, dirección y fecha de nacimiento de la persona que le llama. Sin que nadie se escandalice del uso y abuso de los datos, ratificando que economía privada y anulación de la privacidad son magnitudes perfectamente compatibles.

Un día después de la clausura del Congreso, el socialismo regresó a la calle como un antiguo fetiche, los abuelos del bar continuarán arreglando el país hasta que aguanten o las limosinas presidenciales soviéticas seguirán recorriendo La Habana cargadas de turistas. Tengo entendido que el Chino Novo, por su parte, piensa abordar la iconografía de la revolución bolchevique, aprovechando que en 2017 será su centenario.

En cuanto al veterano revolucionario cuyas diatribas nocturnas fueron filmadas por su hijo, no le quedará otro remedio que volver a pelear dormido, convocar reuniones o castigar a los políticos que rigen el país. El problema es que, cada mañana, tendrá que despertarse. Y, ya a la luz del día, comprobará que nadie ha escuchado ni sus plegarias ni sus soluciones.

Iván de la Nuez
El Diario, 23 de abril de 2016.
Foto: TaBarish, situado en la Calle 20 entre 5ta. y 7ma., Miramar, ofrece comidas y bebidas rusas, cubanas e internacionales.
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