lunes, 5 de marzo de 2018

El otro viaje de las carabelas


El régimen cubano ha utilizado durante décadas su maquinaria de propaganda para prevenir o perturbar a los cubanos y movilizar al país entero porque de un momento a otro podrían “venir los americanos”, como se dice por allá. Pero la alarma, la preparación militar, las ciudades llenas de túneles para los efectos de las bombas y los teques heroicos de los cuadros políticos se quedaron en el aire. Los americanos no fueron. Lo que ha sucedido es que regresaron los españoles.

Ellos han vuelto, con el espíritu de Cristóbal Colón pero más pacíficos, con la Pinta, La Niña y la Santa María recargada esta vez en camarotes especiales con sus socios de la Unión Europea que no viajaron para apreciar el entorno y definir a Cuba como la tierra más bella del mundo como hizo la tropa de 1492, sino para catalogar la dictadura como una democracia de un solo partido.

Sí. Están de vuelta con sus inversores y empresarios más agudos y cordiales para ponerle ungüento de mentol, jarabes y aspirinas a la economía criolla que agoniza atacada por la epidemia del socialismo y por la torpeza de los valientes líderes que estaban y están dispuestos a combatir hasta el final a unos invasores que no los van a invadir.

Una de las insignias de la presencia empresarial española en la Isla es la cadena Meliá que en 2018 inaugurará 11 nuevos hoteles en Cuba. Con estos nuevos establecimientos llegará a la cifra de 40 en todo el país. Otras instituciones ibéricas de ese dominio y empresas de vecinas del viejo continente han abierto hoteles del mismo nivel de lujo y precios similares a los de Meliá, donde, como está establecido, los cubanos de a pie y bicicleta china, la enorme mayoría marginada de los ciudadanos no se pueden alojar. Ni siquiera pagar un almuerzo.

Los grandes sectores de criollos que no manejan moneda fuerte y no tienen familiares en el extranjero que les envíen remesas, tampoco pueden ir a comprar a los establecimientos controlados por los militares que comenzaron a ofrecer, ahora en enero, algunos de los productos de gran calidad de El Corte Inglés de Madrid, unos almacenes que, por cierto, debe su origen a El Encanto, la famosa tienda habanera de los años 50.

Los clientes de aquellos hospedajes de Meliá ubicados en sitios privilegiados de la geografía isleña y los compradores del atún, las pastas, los pimientos y los garbanzos enlatados del Corte Inglés son los turistas que visitan el país, los funcionarios extranjeros de otras empresas inversoras y la severa jerarquía del castrismo junto a sus parientes, su milicia de guatacas y compañeros de causa.

Los jefes, sus herederos y sus amigos, se hospedan en los hoteles y compran en las tiendas de divisas. Eso sí, siguen bien alertas por si van los americanos.

Raúl Rivero
Blog de la Fundación Cubano-Americana.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Los comentarios en este blog están supervisados. No por censura, sino para impedir ofensas e insultos, que lamentablemente muchas personas se consideran con "derecho" a proferir a partir de un concepto equivocado de "libertad de expresión". También para eliminar publicidad no relacionada con los artículos del blog. Por ello los comentarios pueden demorar algunas horas en aparecer en el blog.